El amor a prueba de todo

El poema Tú me llamas, amor de Luis García Montero, parece hablar de un hombre que ha pasado el día fuera de casa, y que ya muy tarde se ha quedado en algun bar para desahogar las desazones del día. Se le ha pasado el tiempo y su pareja le llama para que acuda a casa. Él atiende y sin demorar más tiempo, se pone en camino.
En ese transcurso tiene un monólogo interior en el que se imagina a su pareja de dos formas posibles, ya sea molesta o restándole importancia al incidente. Pero cualquiera de esas dos formas, justifica su tardanza y distracción en que es mejor desahogar las historias incómodas en algún bar, que en casa con quien ama. Y confiando en el amor que se tienen uno al otro, tiene la firme esperanza de que podrán dormir juntos sin importar lo que haya sucedido. En la esperanza de la comprensión de que es mejor dejar fuera aquellas historias desagradables del día, para evitar llevarlas y contaminar el lugar y el vínculo con la persona que ama.
Representa un amor sincero en la complejidad de la vida moderna. El trajín cotidiano que consume energía y que, en algunas o muchas ocasiones para tantos, se mueven en espacios de conflicto sostenido. Por lo que, al salir de ahí, lo primero que se desea es poder tomar un momento de relajación, de desahogo, para luego disfrutar de las actividades y las personas que son queridas. Lo que se quiere evitar es mezclar lo desagradable con lo que da alegría y paz.
En cuanto a la estructura externa del poema, tiene una forma libre, ya que no sigue una estructura métrica regular ni un esquema de rima fija. Es un poema de verso libre, donde las estrofas y los versos no están sujetos a una organización tradicional, lo que permite al poeta mayor flexibilidad en la expresión y ritmo. Además, está compuesto por seis estrofas de longitud variable, y no todas las estrofas tienen el mismo número de versos, lo que contribuye a un ritmo fluido.
El ritmo varía, con versos más largos seguidos de otros más cortos, lo que produce una lectura que puede resultar más introspectiva y contemplativa. Y su rima no es regular, aunque, ocasionalmente se pueden percibir algunas sonoridades que podrían formar una rima asonante o consonante a lo largo de las estrofas, pero no se observa un patrón fijo. En su mayoría, los versos parecen estar conectados por imágenes y asociaciones de ideas más que por la rima.
El uso de la puntuación en el poema está muy cuidado. Las comas, los puntos y las pausas internas son de encabalgamiento suave, pues es una lectura pausada, reflexiva y con cambios de tono. Por ejemplo, la interrupción de las frases por comas crea un efecto de ritmo más pausado, mientras que la ausencia de puntos finales en muchos versos contribuye a la continuidad.
En relación a la estructura interna del poema se puede observar una isotopía de antónimos en los siguientes versos tendrás piedad o miedo de ti misma, /vergüenza o dignidad, que parece hablar de las reacciones posibles de la pareja a su desacierto. Se puede leer que hay sentimientos distintos como miedo a una posible confrontación o desdén y esperanza confiada en la comprensión y el arropamiento de esa persona.
También se pueden encontrar isotopías semánticas, que van alineadas a los antónimos mencionados y que se desprenden desde el título y primer verso Tú me llamas amor, aludiendo a la comunicación y su implicación en el deseo y el amor, comenzando por luces intermitentes como conversaciones, […]. Aquí la imagen externa que se mezcla con su pensamiento. En seguida, pero que están escritos encima de nosotros/[…]. Aludiendo al destino y sus caprichos. Ya sé que tus palabras no tendrán/ […]. El sentimiento de miedo y posible vergüenza por su desacierto.
Finalmente, los versos que hablan de dos tipos de comunicación en la relación, que son la oral y la del deseo erótico, comenzando con las historias contadas una noche de insomnio/ […] Yo vengo sin idiomas desde mi soledad/ y sin idiomas voy hacia la tuya/ […] No hay nada que decir/ […] que hablaremos desnudos sobre esto. El verso final alude a la fusión del amor, la reconciliación implícita en ello.
Su organización sintáctica va acorde con relaciones semánticas por el uso de imágenes y metáforas, que pueden definirse por el perspectivismo. El poema es una narración de la primera persona subjetiva. Es un flujo de pensamientos durante el viaje a casa, donde espera ver a la persona amada.
En la forma de su cierre, se puede decir que es un poema climático, porque es al final que espera no haya conflictos, pero sí una unión de deseo y amor. Por lo que en el transcurso del poema hay una evolución en las reflexiones sobre el amor y la relación, por medio del uso de las imágenes.
Finalmente, su sujeto lírico señala a un narrador en primera persona que dirige sus pensamientos a un tercero, a un tú, que es la persona amada. Se desarrolla por la reflexión, el amor, las distintas vías de comunicación en una relación y la reconciliación con la levedad de lo vivido.