“El viaje del conocimiento y la experiencia sensorial, a través de Alfonso Reyes”

Alfonso Reyes, es un autor en el que encuentro un maestro incondicional. Un ser paciente, sonriente y que, a mi parecer, le gusta jugar. De antemano sé que acercarme a él, es ya una tarea ardua. Lo primero que debí hacer es pensar cómo retomarlo, tomando como base a Ifigenia Cruel.
La respuesta la encontré mientras leía el cuento Pierre Menard, autor del Quijote, de Jorge Luis Borges, donde dice: “seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard.“ Consejo de gran sentido común, pues mi condición existencial no es para nada la misma que la de él, con el flujo de ferrocarriles y trenes, y una educación positivista que entonces comenzaba a burbujear. La mía ya es un ciberespacio. Una red que conecta al mundo y ofrece resultados de cualquier tipo en un simple parpadear.
Además, el poema dramático Ifigenia Cruel, que es la recreación de la Ifigenia de Eurípides, es la evidencia perfecta para tomar la aventura y el ejemplo de Reyes en la reinvención de personajes y acontecimientos. Así que decidí retomar a Ifigenia Cruel, desde mi experiencia en el estudio de las humanidades y la percepción del entorno. Con el objetivo de elaborar análisis y práctica para una evolución personal y el entorno social directo. Contando con las ya planteadas en el texto de conocer el pasado, ser responsable del presente y creador de un porvenir en armonía de los sentidos, que galopan a través del fluir de la mente.
Ifigenia Cruel, resuelve la herencia de las leyes patriarcales. Un personaje que lo logra con un aspecto fundamental: la actitud es reflexiva, tranquila. Lo contrario de quien la leía, pues persistía un coraje hacia la insatisfacción de lo que debería ser, en lugar de entender lo que ya es y comenzar a transformar las condiciones de quienes comienzan a vivir.
Entonces, el deseo de comenzar una estabilidad anímica, de entender las experiencias, desembocaron en un viaje de peligro constante. Fue el toque directo con escenas que podían tomarse como representaciones de un pasado social y personal. Una desagradable, pero acertada oportunidad de poder inmiscuirse entre panoramas que apenas se vislumbran en los medios de comunicación. Acontecimientos de los que se mantiene la indiferencia porque se intuye el dolor y la responsabilidad que se deberían asumir. Eligiendo en lugar de ello, la comodidad del doliente, del que exige.
Un viaje paralelo a las vías de “La bestia” que terminó donde inició para replantear la propia conducta y la dinámica social, en base al estudio humanístico, especialmente en acercamiento a Alfonso Reyes.
El viaje a la frontera fue la oportunidad de apreciar la grandeza de la sierra en Monterrey, que hace el efecto de tener bajo sus faldas, una ciudad en miniatura que se mueve a control remoto. También, se observa a lo largo del trayecto a tiendas que cubren a los retenes militares, quienes preguntan quién eres, de dónde eres, a dónde vas y a qué te dedicas. Revisan todo lo que pueda cargar con tus cosas con la propaganda de la seguridad civil, que puede sacar una sonrisa cínica al observar que su vista se maneja por prejuicios: revisan minuciosamente al del tatuaje del dragón, mientras una niña o adolescente con coletas, puede cargar en su estuche de colores alguna sustancia o arma. Y el asunto de quién y cómo puede cargar algo ilícito, es accesorio a la dinámica de raíz en que se juega a prohibir sin fundamentos y el niño disfruta escondiendo bajo la almohada lo que desea. Una sociedad que se cría bajo preceptos que ignoran y persiguen para quemar los signos de interrogación. Ignorando así la naturaleza evolutiva del ser humano en el pensar y la capacidad sensorial que necesita estímulos, y que el sistema presidencialista y religioso, pretenden controlar.
Llegando a la línea divisoria entre países que intercambian manos de trabajo, se encuentra con un tren sobreviviente del siglo pasado que ahora se dedica a transportar mercancías. Y en los techos de los vagones que forman a la serpiente pasiva, a seres humanos que van con el objetivo de conseguir un trabajo para mantener a sus familias que se encuentran en pobreza. Al dejar a la “Bestia”, en el proceso de cruzar al país de la bandera estrellada, quienes son descubiertos por la policía fronteriza, son regresados a su lugar de origen. El trabajo de los vigilantes y justicieros de la nacionalidad, cumplen con su trabajo, que es vigilar todo movimiento del que no tiene documentos que acrediten una estancia en el lugar privilegiado de la moneda. El calor húmedo, la tierra blanca que se suelta en remolinos por su esterilidad y el sol a plenitud, envuelven los acontecimientos.
La frontera es el lugar donde miles de historias de miseria se comparten. El espejo donde se concentra el estado de nuestras carencias. Donde se podría percibir un termómetro a punto de reventar por la alta temperatura de la violencia en que se está inmerso por problemas de economía, y la falta de educación y cultura. Estaba en Táuride, bajo el sol de la tarde.
En el regreso del viaje, platicaba con uno de los chóferes del autobús que ayudó a deportados dándoles boletos cortados para poder viajar al centro del país, y poder regresar a sus hogares. Una acción solidaria que le hizo ganar las gracias de quienes sobrevivieron a jornadas de cinco días caminando por el desierto, haber dado toda su energía por viajar en “La bestia” y haber sido denigrados por las personas del propio país y el que se dice ajeno, en el proceso de la captura.
Sin poder decir algo ante las historias escuchadas, volví la mirada a las horas sentada estudiando las Humanidades. Que ahí dentro se puede llegar a creer bajo una abrupta juventud, que se le es concedido algún poder para transformar el mundo y creerlo absurdo y fácilmente moldeable. Lo cierto es que al salir del aula y cruzar los barrotes, apenas es una base para estudiar a lo largo de la vida, a una sociedad que se transforma, ya sea involucionando por las ideologías imperantes o evolucionando por la actividad de pensamiento. Representaciones similares a los baches en la calle, que miran hacia los infiernos de Dante, donde puede tomarse el papel del que es manejado por los hilos culturales y se estaciona, o quien inconforme, contempla, piensa y avanza. Y la base teórica entra en práctica.
Alfonso Reyes, nos dejó un legado de prosa y verso que registra las experiencias de una realidad social, política e íntima, de manera reflexiva e imaginativa para recrear un porvenir. Él vivió de cerca la Decena trágica: la revolución que desnudó a sus habitantes violentos y conservadores.
El autobús hizo una parada de treinta minutos en Monterrey, la ciudad que vio nacer a Reyes. El chófer me invitó a buscar algo de cenar y caminar algunos minutos para despejar la cabeza. Encontré una cafetería abierta dentro de la central y me senté ahí para degustar y observar.
Los policías registraban a todo el que entraba y salía bajo un pequeño altar de la virgen morena; estandarte nacional de una gran mayoría de los mexicanos. Las personas hablaban en voz baja. Corrían de un lado a otro como hormigas que van pasando con su comida, directo al refugio. Alguna operadora anunciaba el servicio de taxis confiable. Y la estación para pedirlos se encontraba sola. Eran alrededor de las nueve y media de la noche. Y no hay revolución, pero sí actitud defensiva ante todo lo que se ve y se toca. ¿Cómo llegamos a este nivel?—me pregunté. En realidad, existe desde la época prehispánica, bien lo escribe Alfonso Reyes en Visión de Anáhuac.
Repasé el drama en verso: Ifigenia Cruel. Alfonso Reyes, recrea a la Ifigenia del griego Eurípides. La cual es transformada en un ser humano consciente de su pasado, presente y responsable de sí para construir un porvenir de libertad y constante creación. La parte que se libera del sistema autoritario representado en su hermano Orestes, quien justifica y mantiene a las leyes que hacen de su sociedad, un conjunto de seres humanos dependientes, temerosos y defensivos. Recordé parte del diálogo de Orestes en el quinto tiempo, mientras es desatado para contarle la historia del crimen a Ifigenia:
Perra uluante, Gea sus cachorros le disputaba.
--¡Hijos del Padre loco! ¿Quién me vengará? –les decía--,
Y el último, Cronos, contraído bajo sus tetas,
tiembla de furor y designios.
Era creada ya la raza del blanco acero.
Cronos esconde la hoz, y Urano un deseo aventura;
pero, segadas a punto las uniformes flores del sexo,
la sangre del Padre loco fecunda todavía el suelo.
Erinies y Gigantes y Ninfas brotan y Diosas,
y sobre el mar, la deseada rosa:
Afrodita la llaman, hija de las espumas;
Citerea, vecina de la isla;
Kiprigenia, porque llega a Chipre batida de olas;
Filomedea, en fin, hija de los anhelos.
Así la vital angustia, derramada en sangría,
Gea, perra ululante, sigue fomentando tus crías.
Y volvía la mirada a la escena de los policías bajo el altar de la virgen, una mujer doliente fuera de un rango real, ya que es madre carnal y virgen. Contradicción biológica que es simbólico amparo de personas airadas que se reproducen cada vez con más coraje. Sin embargo, algunos que nos hacemos conscientes de la violencia sistémica que reproducimos, descartamos o dejamos de lado la parte práctica del desligarnos de las características profundas del carácter, que se forma bajo confusiones simbólicas y el resentimiento histórico: la reserva, la timidez y el pretender ser formal. Las cuales son base de la creación de nuestras leyes que…mutilan con frecuencia a nuestro ser, nos impiden expresarnos y niegan satisfacción a nuestros apetitos vitales (Paz, 3a edición, 1999). De manera simple y directa, ¿qué pasa con alguien a quien se le impide por razones personales y sociales sobre cumplir con un deseo? ¿Cuáles son las sensaciones que se presentan cuando recibimos y nos creamos una respuesta negativa? Y ¿Cuál es la reacción corporal?
Ahí están las respuestas de la mala alimentación que es sobre los excesos de calorías, los irritantes de las grasas y picantes, las bebidas alcohólicas que lentamente taponean el fluir de la sangre, pero que adormecen por unos instantes. Deseos inmediatos para olvidar o consolar, pero que el cuerpo al sentir malestar por el consumo, lo proyecta en el estado anímico. En seguida, se moldea un lenguaje y actitud que reserva lo que ha pasado por vergüenza a mostrar las insatisfacciones, mediante desdenes, la ausencia del diálogo y el simular que todo se encuentra a la perfección con el uso de los monosílabos y el monólogo. ¿Cuántos de nosotros, hemos descartado la posibilidad de hablar, de buscar puertas y preferimos embriagarnos, hartarnos de fritangas o inventar y exagerar que algo deseado pasa a partir de una realidad insatisfecha y negada?
Y en lugar de facilitar el encuentro con soluciones, se reprimen aún más las necesidades vitales. ¿Cuáles son esas necesidades de las nos hemos visto vedados por las formas culturales del miedo, la culpa y el disimulo? La ocupación en uno o varios oficios que satisfagan las necesidades intelectuales y físicas. Una alimentación rica e ingeniosa que mantenga activo al cuerpo. El diálogo que une la contemplación de las miradas, una respiración pausada, pensar y hablar al terminar el emisor. Las relaciones sexuales que exploran el cuerpo y la multiplicidad sensorial, que relajan los músculos y al sistema nervioso de ambos. Que incluso la sensación al final del desahogo, es estímulo para la reflexión. Así se obtendrán un buen metabolismo y el sentirse bellos y satisfechos, haciendo de las personas, seres creativos que por ende serán amables.
Cuando subí al camión en el que terminaba de conjeturar, recordé un cuento de Alfonso Reyes, Calidad metálica, fechado en Río de Janeiro, 3 de julio de 1930, donde dice:
“Tal vez por eso nadie me había hecho sentirme tan hombre. La gente de mis hábitos mentales es, por esencia –a pesar de todo lo que parezca—tímida. La inteligencia es un gran disolvente de los ímpetus naturales. Yo sólo podía saber de veras lo que quiero de una mujer, el estrago de amor que tengo ganas de hacer en ella, cuando apareciera una mujer lo bastante brava para dar por supuesto ese apetito mío, casi diré para reclamármelo.” (Reyes, 2014)
Los deseos sexuales, los deseos de las entrañas, en Alfonso Reyes, se vieron satisfechos, y es al parecer, perceptible que sonreía al escribirlo, leerlo, lo que hacía sentirlo pleno. Pues la necesidad intelectual, la tenía cubierta. Esto daba claridad a una interrogante constante desde mi acercamiento a la academia, a personas altamente preparadas, pero que viven en diversas formas de violencia. Que son las consecuencias del desequilibrio entre lo intelectual y lo sensorial.
Podría haber jornadas sin parar para analizar el origen, desarrollo y posibles soluciones, de las diversas formas de agresión, pero si no son experimentadas por las mismas personas que las proponen, ¿qué hacemos, entonces? La obra dramática de Ifigenia Cruel, representa a una mujer que pierde paulatinamente el miedo, que recupera su seguridad y firmeza al decidir quedarse con la diosa Artemisa. Una figura simbólica que se puede considerar una edición de la diosa Isis, del Antiguo Egipto, que era la Gran madre, la diosa de la fertilidad y la sexualidad. Creencia que hacía de los egipcios, mujeres y hombres que exploraban el deleite del sexo porque lo consideraban la escalera a la sabiduría, al conocimiento. Las mujeres, que eran las que más estimulaban, bailaban el Raks Sharki (danza del vientre), como tributo a la diosa Isis. Que en el contacto directo con esta danza, se puede intuir o entender el misterio de la relación cercana de los faraones y mujeres reales con sus dioses, pues las características dadas, eran desarrolladas en ellos.
La danza permite conocer minuciosamente al cuerpo, además de sus beneficios en el metabolismo, el ciclo menstrual, el ánimo, el descanso efectivo, la autoestima y la imaginación atrevida. Y como esto pasa en cada chica y chico que baila, la relación entre ellos forma lazos afectivos, fuertes. Ya que al tener satisfechas las necesidades vitales, se puede tener absoluta concentración en diversas actividades, respiración tranquila y la voluntad de compartir espacios y tiempos. Permitiendo de esta manera, la evolución personal que contagia al entorno social.
Incluso Sor Juana Inés de la Cruz, lo experimentó. Se reinventó, no con la danza, pero sí a través del recorrido, estudio y comparación simbólica del carácter de la diosa y la resurrección de Osiris. Octavio Paz nos ofrece un estudio de la obra de la madre, y en específico de Neptuno alegórico, donde habla de la atracción de Sor Juana hacia Isis como la guía simbólica para trascender a su posición en una sociedad patriarcal, a través de las letras. Signo en Isis al resucitar con su aliento a Osiris.
Virginia Woolf, dice en Un cuarto propio, sobre que las condiciones básicas, para el pase personal de la condición airada a una inteligencia sin género y responsable, la cual permite crear una obra literaria trascendente, en armonía, son en base a la satisfacción mínima de una seguridad del buen comer y la absolvencia económica. Además, en sus novelas Al Faro y La Señora Daloway, describe a personajes que en algún momento dado, para poder continuar en sus actividades, teniendo necesidades básicas del físico resueltas, o al menos sin mayores problemas, van hacia un lugar, donde puedan pensar y relajarse, por ejemplo.
Que a todo esto incluyo las sugerencias de realizar cualquier actividad como otra oportunidad de ejercitar el conocimiento, que satisfaga inquietudes, y a desarrollar la creatividad en las apetencias sensuales. Cosas de las que jamás podremos prescindir siendo tan humanos.
Transportando la mirada al recuerdo de la central, la imaginación de los cinco años me permitía preguntar por qué la virgen sufre tanto. Pensar después que es la representación del carácter de quienes es estandarte y que para sectores inteligentes es un símbolo, objeto de estudio, que debería inducir a estimular la imaginación para cambiar la estrategia del auto castigo por temor a uno mismo.
En estas reflexiones, me veía como Ifigenia Cruel en el encuentro con Orestes. Observando y escuchando. Viviendo una lucha interior por no responder por la impotencia, sino por el entendimiento y la decisión de crear una nueva historia. Ifigenia hace de los hombres, seres libres al decidir su libertad mental y física, ante una progenie que justifica y criminaliza. Incluso, enseña que esa necesidad que de base es una forma de violencia no aceptada por quienes lo hacen, pero es imperante: la de imponer un pensamiento, queda descartada al ver al emisor que es íntegro y satisfecho consigo mismo. La respuesta del rey Toas, lo ejemplifica al aceptar la decisión de Ifigenia para dejar a su sociedad y quedarse con Artemisa, cuando antes le insistía para que sacrificara. Es cuando aquella frase escuchada entre maestros y alumnos, es aplicable. Que se enseña con el ejemplo. Como el mismo Alfonso Reyes, nos deja plasmada una evolución de vitalidad, además de Ifigenia, en sus cuentos: en Calidad metálica, que se ubica en 1930, se conversa con un ser vibrante, que juega y sonríe. Pero antes, en su cuento La casa del grillo (Sátira doméstica), fechado en Madrid, 1918, en la parte de Capitulaciones, el que se va a casar hace su confesión:
“Mis pasiones, siempre exaltadas, no han tenido consecuencias funestas, gracias a la timidez y al disimulo. Debo añadir que este disimulo lo voy perdiendo con los años, a medida que me animalizo y se me cierran más las junturas del cráneo; a medida que, como en la edad de los asnos, la mandíbula va imperando más sobre el encéfalo. En todos los sentidos, cada día soy menos egoísta. A veces, cuando me comparo al muchacho fuerte que he sido, me reprocho a solas: ´ ¡Pero si me muero por los demás!´. Con todo, me parece que hoy quedo mucho menos bien que antes con el prójimo, tal vez por la falta de disimulo. La sinceridad ¿será un defecto?” (Reyes, La casa del grillo (Sátira doméstica) , 2014)
Al terminar el viaje, se hizo el recorrido necesario entre los círculos sociales. Haciendo el contacto con las personas, que consciente e inconscientemente reciben las exigencias de quienes nos consideramos con un nivel mínimo de preparación y capacidad de análisis. Contemplando desde una posición crítica y a su vez colocarse en su lugar para entender el funcionamiento de su mente, que se encuentra colapsada por la timidez y la reserva. La violencia. Y contestar como Ifigenia Cruel a Orestes, sin imponer, sin ofender, sin exigir, sólo dar la oportunidad de que se muevan y moverse uno mismo en la gestación de otro tiempo y espacio que sea armónico.
También, como Ifigenia, al quedarse a los pies de Artemisa con la oportunidad de otro nombre, me di cuenta que ya está construyéndose otro espacio, otro tiempo que motiva a una minoría a ser fraterna en sus actividades, en el pensar para re-crearse en la satisfacción, en la ausencia de culpas, en el atrevimiento, en la sensualidad, en el diálogo, en la creación. Como Alfonso Reyes, a través de Ifigenia.
Bibliografía:
Reyes, Alfonso, Obras completas, tomo X. México: Fondo de Cultura Económica, 1959.
Reyes, Alfonso, Cuentos. México: Océano exprés, 2014.
Paz, Octavio, Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe, (3° ed.). México: Fondo de Cultura Económica, 1983.
Borges, Jorge Luis, Cuentos completos. México: Debolsillo, 2014.
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. En O. Paz, El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad" (3a edición). México: Fondo de Cultura Económica, 1999.
Woolf, Virginia. Un cuarto propio, Traducción de Jorge Luis Borges, (5° ed.). México: Colofón, 2000.
Woolf, Virginia. Al Faro (2° ed.). México: Porrúa, 2012.
Woolf, Virginia. La señora Dalloway, Traducción de Roberto Mares. México: Tomo, 2015.
Eurípides. Las diecinueve tragedias, Versión directa del griego de Ángel Ma. Garibay K. (7° ed.). México: Porrúa, 1975.
[1] Borges, Jorge Luis. Pierre Menard, autor del Quijote. En Jorge Luis Borges, Cuentos completos (pág. 112). México: Debolsillo, 2014.
[2] Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. En O. Paz, El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad" (3a edición) (pág. 36). México: Fondo de Cultura Económica, 1999.
[3] Reyes, Alfonso. Calidad metálica. En Alfonso Reyes, Cuentos (págs. 88-89). México: Océano exprés, 2014.
[4] Reyes, Alfonso. La casa del grillo (Sátira doméstica). En Alfonso Reyes, Cuentos (pág. 46-47). México: Océano exprés, 2014.