“La Diosa Blanca y la luna dormida: símbolos, poder y memoria”

“La Diosa Blanca y la luna dormida: símbolos, poder y memoria”
Diosa Nekhbet | Diosa egipcia

Cada quince de agosto, millones de peregrinos se congregan en la plaza principal de una tierra semi árida en los Altos de Jalisco, alrededor de una réplica de Minerva rodeada por leones marinos. Pero no es para verla a ella, sino a su compañera que posa sobre una luna dormida dentro de una vitrina de cristal en un templo católico. Minerva ha observado a través de varios siglos, desde la conquista española, que el templo se reviste de pétalos blancos cerrando las puertas a la masa ferviente, mientras un obispo saca de su casa de cristal a la imagen que alza al cielo desde el atrio, custodiado por la casta patriarcal sacerdotal, rezando: Mater Inmaculata. Ora Pro Nobis, que han traducido como Madre Inmaculada, Ruega por nosotros. Frase original pronunciada por grupos celtas en la historia antigua humana a la Diosa Blanca, la Gran Madre de la tierra y el cielo, la vida y la muerte, la sabiduría. Ora Pro Nobis fue y es en su significado original: <<Sede de la Sabiduría, Ruega Por Nosotros>> (Graves, 1948).

La era de la naturaleza, primitiva o mayormente civilizada, relacionaba a la Virgen o Vesta, con la Sabiduría, la Santa Sofía o Santa Sabiduría, que renueva sus votos constantemente mediante sacrificios espirituales. En las festividades precristianas se creía que el trece de agosto, la Vesta moría para resucitar el día quince, “… aunque el calendario Beth-Luis-Nion es solar, en cuanto expresa el curso del sol en un año, lo rige la diosa Luna Blanca cuyo número sagrado es el trece en cuanto que sus cursos coinciden con el año solar, pero el quince en cuanto que la luna llena se da en el decimoquinto día de cada lunación. Quince es también múltiplo de tres y de cinco: tres expresa las tres fases de la luna y los tres aspectos de la diosa como doncella, ninfa y bruja; y cinco las cinco estaciones de su año: Nacimiento, Iniciación, Consumación, Descanso y Muerte.” escribe Robert Graves.

La celebración se acompañaba con danzas eróticas, cabrito asado con ramas de avellano y manzanas y sidra. Estos alimentos elegidos llevan un significado:

El cabrito es la representación del ciervo al que le da muerte la Diosa Blanca. La muerte necesaria del amante, el rey astro Sol, para la resurrección. Al darle muerte, las sacerdotisas jóvenes danzaban junto a un arroyo, frutos y cestos, precedidas por una mujer mayor sacerdotisa acompañada por una pitón erguida que apaciguaba a un bisonte. Una danza de la fertilidad que más tarde, según mis acercamientos y pensamientos por las similitudes con vestuarios y trazos, se le dan los nombres de Danza del Vientre, o como mejor se conoce, Belly Dance.

El avellano es el árbol consagrado al número nueve. En la leyenda céltica es un símbolo de sabiduría concentrada: dulce, compacta y alimenticia. Es la belleza y la sabiduría en armonía. La representación del conocimiento de las artes y las ciencias.

El manzano es el árbol que salva al poeta. Es el símbolo de la consumación, la inmortalidad y la nobleza. La palabra. A este árbol se le ha mal interpretado también mediante la caída de Adán y Eva, pues en la representación original, es un higo el que comen. Adán siendo hijo protegido de la diosa naturaleza, pretendió retarla en conocimiento comiendo de una higuera, siendo castigado enviándolo a terrenos con menor fertilidad.   

Esta tradición natural significativa, llegó a ser parte de la cultura matrilineal en Egipto, que llegó a su término con la reina Cleopatra. La necesidad primordial de que el reino contara con un faraón y una reina, fue porque el hombre representaba al Sol, al rey Osiris y la mujer a la Luna, Isis. La coexistencia es el equilibrio y la seguridad del alimento tanto físico como espiritual. Pensamiento que podemos verlo reflejado en una pintura de una mujer que figura una bóveda celeste, quien representa a la Diosa Nut, que cada tarde se traga a Re para parirlo renacido a la mañana siguiente.

Amosis Nefertari, fue llamada La Gran esposa Real, Segundo Profeta de Amón, Aquella que se encuentra al frente del Alto y del Bajo Egipto, y Aquella que preside el Conjunto de las Dos Tierras, porque ejerció la administración del reino, asegurando y desarrollando prosperidad en el país.

La reina Hatshepsut que co reinó con su esposo y hermano Tutmosis III, heredó el título de Esposa del Dios Amón de su abuela Amosis Nefertari, lo que significaba la administración de las tierras y su participación política en todos los asuntos del país. Ella, perteneciente a la dinastía XVIII, fue llamada <<la buena Diosa Maatkare>>, porque su reinado fue una época de desarrollo en todos los aspectos. Un periodo pacífico porque se carece de cualquier registro de intervención militar. Una época de desarrollo por su interés e intercambio con otras culturas en flora, fauna y arte, que dieron vida a su nación. Su trato amable a los extranjeros favoreció la abundancia.

Hatshepsut representó el orden del universo que los faraones debían mantener. Al mismo tiempo fue la Diosa de la Justicia, que luego se representó como una mujer con una pluma blanca de avestruz en la cabeza. Así, los sacerdotes que ejercían como jueces, se pintaban una pluma en la lengua para ser justos en sus veredictos. Uno de los juicios más importantes se llevaba al suceder la muerte: la psicostasia o juicio del alma que realizaban colocando el corazón en un plato de la balanza y en el otro una pluma de avestruz; así simbolizaban los actos que se realizaron en vida. Era entonces que se pasaba al rito en la tumba pirámide, que representaba el universo, relacionándose con el mundo de los vivos, el de los muertos y el de los dioses; era la casa del cuerpo y la memoria del difunto, donde se plasmaban las escenas que hablaban sobre quién había sido en la sociedad y sus logros.

Al ser leídos cada escena y cada jeroglífico, se recobraba la vida. Así, la apertura de la boca era el significado de volver a vivir. Por ello, la formación intelectual y física en las reinas sacerdotisas, los faraones y la realeza fueron tan importantes. Incluso los esclavos que servían a la corte, debían ser educados.  

Los jeroglíficos eran palabras divinas. Jean-François Champollion, descifró la escritura jeroglífica en 1822, encontrando una tablilla perteneciente al Faraón Sabacón (716-702 a.C.) rey de la dinastía XXV, que decía: <<Según los pensamientos del corazón de Ptah, los inocentes son liberados y los culpables son castigados, se concede la vida a los puros de corazón y la muerte a los necios. Según los pensamientos del corazón de Ptah y las palabras de la lengua de Ptah, aparecieron todas las artes, fueron creadas todas las profesiones>> (Historia National Geographic, 2013).

Su lenguaje determinaba realidades. Cada palabra pertenecía a una acción. Especificaban acciones de seres humanos y divinos, acciones del cuerpo, realidades de la naturaleza. Las oraciones se construían mediante la estructura objeto-acción-significado. Los templos de enseñanza eran llamados <<casas de la vida>>, donde se aprendía a escribir por medio de textos sagrados que debían memorizarse o, mejor dicho, guardarlos en el corazón, como decían ellos. Si lograban esto, significaba que comprendían las palabras y las frases, cultivando así el espíritu.

Nuestra memorable Cleopatra, fue la mujer que culminó esta tradición humana, comenzando a prosperar posteriormente la que conoceremos como Grecia Clásica. Pero ¿qué pasó con la mujer enigmática que aún seduce las mentes curiosas? Cleopatra nace en Alejandría, capital de Egipto y dominio de la dinastía Ptolomaica. Es la ciudad de mayores proporciones en la antigüedad anterior a la era cristiana. En ella se concentraba el comercio de Europa, África y Asia. La ciudad que poseía la mayor biblioteca del mundo, un museo y una escuela. Ciudad y cultura protegidas por Isis, la Magna Mater de Oriente, que en Grecia se le conoce como Afrodita, Atenea y Artemis. La diosa que compartía el mundo con su hermano y esposo Osiris, que luego se conoció como Zeus.

En el museo se practicó el culto a las musas, un centro de enseñanza científica y artística, que estaba a cargo de sacerdotes y sacerdotisas. Ahí se aprendía religión, las leyes del país, deberes de la moral, escritura, gramática, historia, geometría, agricultura y astronomía. Cleopatra, hija ilegítima de Auletes, faraón Ptolomeo, fue educada por los sabios de la biblioteca. <<El genio de Cleopatra nada tenía de masculino, ni trataba de imponerse violentamente a los hombres; para eso era demasiado mujer, y de ahí nace el secreto de sus triunfos. Su genio poseía la especialísima condición, que la distinguía se los seres vulgares, de renovarse constantemente, de asimilarse nueva vida, sin descansar más que muy pocas veces o nunca. Donde la persona de mediana inteligencia nada ve, o a lo sumo descubre un desierto, ella divisaba una frondosidad exuberante; donde los demás permanecían impasibles, su exquisita sensibilidad le hacía experimentar mil sensaciones, que se traducían en otros tantos impulsos. Era como una hoja que tiembla al menor soplo de brisa; una eterna corriente circulaba por su cuerpo, y en ella todo era movimiento; su ser entero vibraba, veía, esperaba, planeaba y obraba.>> escribe O. Von. Wertheimer en su biografía Cleopatra. Mujer esbelta y seductora que conquistó a Julio César cuando tenía veintiún años de edad. Escapó del palacio familiar dentro de un costal que cargó uno de sus esclavos, presentándose ante el emperador romano saliendo de él.

Ella conocía la naturaleza humana. Estudiaba el terreno a conquistar. Julio César era un hombre de ideas, y la estrategia de la joven reina oriental lo atrapó. La primera etapa con él, rescató la soberanía del reino, que su padre, el faraón Auletes, había perdido. Pero en una de estas batallas que Julio César ejecutó contra el hermano de Cleopatra por el poder, la mayor biblioteca del mundo fue consumida por el fuego. Una señal temprana del desenlace de la reina egipcia. Ella lo intuyó y su amante le obsequió otra biblioteca. Su poder se engrandeció y mantuvo en relativa prosperidad hasta la muerte del romano, que mantenía un lazo de paz entre Roma y Egipto. Pero su romance con el sucesor de Julio César, el soldado Marco Antonio, inculto y vicioso, que perdió el timón de Roma, hizo caer la posición política de Cleopatra y al mismo Egipto. Un juego de excesos por parte del soldado latino y la ambición política de Cleopatra, se enlazaron para el ocaso y el florecimiento de Octavio, un joven inteligente, reflexivo y fuerte combatiente.

Desde la relación con Julio César, los romanos veían con miedo la independencia de Cleopatra. Según la corte romana, su presencia erótica, inteligente e independiente, amenazaba la moral de Grecia. Podía corromper la conducta de sus mujeres. A la muerte de la soberana, según O. Von. Wertheimer, estudioso de la princesa oriental, los consejeros de Octavio, escribieron sobre la admiración que sentían hacia la fortaleza y capacidad intelectual de quien llamaban hechicera. El miedo que sintieron fue la incapacidad comprensiva a sus elevadas dotes de conocimiento humano.

Y por esto mismo, aunque admiración secreta, decidieron usarla como ejemplo de perdición moral. Gracias a ello, la mujer desde entonces fue educada para ser una sombra doméstica e instrumento para saciar el apetito sexual del hombre. De ahí es que Eurípides escribió sus inmortales tragedias griegas. De las cuales, destaco a Medea, una mujer que mata a sus hijos para vengar la traición del esposo.

Hemos crecido culturalmente con el ejemplo de la Grecia Clásica, que tergiversó los símbolos naturales de una tradición humana que se respetaba a sí misma y al mundo en el que vivía. Así es como terminamos retratados en las letras de Juan Rulfo, todos hijos de Pedro Páramo. Las mujeres ignorantes, tristes, enojadas, encerradas entre murmullos produciendo tierras y hombres estériles. Y los destellos de vida que son representados en Susana San Juan, son incomprensibles, siendo inalcanzables para los dolientes que jamás podrán saciar su sed y hambre como Tántalo. O como la caída de Adán y Eva a tierras estériles donde tendrán que trabajar para ganarse el pan, conviviendo con la vergüenza, la culpa y la tristeza de haber sido expulsados del paraíso por haber comido de la manzana del conocimiento.

El placer y la tragedia de nuestra época terminal, es que los símbolos de aquellas tradiciones cultas están reproducidos en los templos tanto cristianos como católicos, y en las artes. Cuales son los seres híbridos, las imitaciones de las plantas, las formas helicoidales de las columnas, y demás íconos que se puedan añadir principalmente en el estilo barroco. Pero son incomprendidos porque la base filosófica está ausente en los sistemas de enseñanza básica, empolvándose en las bibliotecas. Nuestra labor es recuperar el conocimiento integral y apoyar la difusión de las artes y las ciencias que están plasmadas en papel. Así mismo, rescatar el diálogo y el campo público administrativo. Porque nadie que está ahora en los estrados cederá su lugar a personas que los retan constantemente con conductas irritables. Se les debe conquistar en el buen sentido de la palabra. Con buenas conversaciones, educación, alegría, fuerza, valentía. Es el restablecimiento del reino perdido.

Tal como nuestra querida musa Sor Juana lo hizo con Neptuno Alegórico, una dedicatoria al Virrey Excelentísimo Señor Don Tomás Antonio Lorenzo Manuel de la Cerda, Manrique de Lara y a la Virreina Excelentísima Señora Doña María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga. Aquí la madre escritora dedicó un texto erudito y del corazón a su mecenas político, creando una obra que reúne su profundo conocimiento sobre la cultura simbólica del Antiguo Egipto y su influencia en los romanos--quienes olvidaron los significados originales--, con su agradecimiento a los virreyes españoles que la protegieron en el convento para que pudiera estudiar.

Pienso que amalgamó los significantes de la época de esplendor en Egipto con la corona española, ganando la simpatía, influencia política y artística, una base económica y de escudo para quienes la desdeñaban por su curiosidad. Cierto que le valió hasta la muerte del virrey, que es cuando le quitaron su biblioteca y murió poco después. Pero vemos en ella la inteligencia brillando abriéndose paso como el agua.

Ejemplo de una mexicana y madre de nuestra literatura hispana, que en este momento nos podría decir, que, si ella pudo dentro de una monarquía patriarcal, nosotras también podemos. Primero debemos pasar nuestra propia revolución interior para dominar la ira y comprender en su totalidad las circunstancias. Ya que, bajo el influjo de los sentimientos, todo termina tropezando en una serie de accidentes.

Les comparto para ello el camino que he seguido para llegar aquí y con la mirada en defensa de los derechos humanos a través del conocimiento. En una búsqueda de obras de teatro para hacer un análisis de trabajo final dentro de la licenciatura, me encontré con el título Ifigenia Cruel de Alfonso Reyes; una recreación de Ifigenia en Táuride de Eurípides. Pero Reyes, hace de la princesa una heroína que recuerda su pasado, perdona la vida a su hermano Orestes y decide quedarse en el templo de Artemis como su sacerdotisa.

El nombre de Artemis quedó grabado en mi cerebro, porque investigué todo lo que podía en ese momento sobre ella. Ahí es como apareció el Antiguo Egipto protegido por su Magna Mater, Isis. Y luego la mención de unas danzas orgiásticas, eróticas, místicas. Pensé que, si estas mujeres hacían estas prácticas y por ello recibían títulos reales, debían tener un efecto milagroso. Curiosa por ello, por la sanación física peculiarmente femenina sobre dolores menstruales, quistes, me inscribí en un instituto de danza del vientre.

Puedo decir abiertamente que es la adicción, si la llamo vulgarmente, más placentera que puede existir sobre la tierra. Es un redescubrimiento constante del cuerpo que también transforma el pensamiento. Principalmente reconcilia con el bajo vientre, desde nuestra cicatriz que nos recuerda el origen materno hacia el sexo. Trabajando el contacto con el útero, nuestra casa y centro de fuerza. Ella es como al corazón y al cerebro, conectados por la columna o en su origen simbólico, la serpiente que se mueve hacia arriba haciendo despertar al ser. 

Y para quienes necesitan una base científica de esta evolución, cito a Jesús Casla, bioneuromédico español, quien recientemente viaja ofreciendo sus conocimientos a quienes lo necesiten. Sus investigaciones van más allá de la medicina tradicional, pues mezcla el mundo simbólico, que es el siguiente: el útero representa, como ya mencioné, nuestra casa. Es el primer órgano receptor femenino, donde todas nuestras experiencias se quedan grabadas. Desde que comenzamos la travesía en el vientre materno hasta la muerte. Podríamos decir que tenemos dos cerebros. Pero este cerebro, cuando no conecta con el habla, se manifiesta por medio de las alteraciones en el ciclo menstrual.

Según las investigaciones de Jesús Casla, los quistes se forman por rencores reprimidos hacia experiencias donde la mujer se sintió lastimada en su integridad. Los miomas y el cáncer de cuello de útero, son el resultado de la represión y desvalorización sexual. La endometriosis, es la representación de los conflictos en el hogar; la época de la infancia no resuelta en el inconsciente. Casla nos comparte a su vez el calendario común que encontramos con los ginecólogos: los días comienzan a contar desde el primer día de menstruación, que llega al día trece de la ovulación, y del trece al veintiocho otra vez la menstruación.

Si nos fijamos bien, el día trece es cuando la Diosa Blanca, la Luna, muere, para resucitar al tercer día, o sea, el quince. El trece, recordemos, es su número sagrado porque coincide con el curso del Sol, pero el quince porque cada quince días llega la Luna Llena, la consumación, cuando el óvulo madura, preparándose para el descanso hasta su muerte por medio del sangrado. Así, una luna que se mueve constantemente sin obstrucciones, permite la vida constante. En cambio, la luna, el ciclo que se altera, encharca muriendo por dentro ocasionando enfermedad general: psíquico y físico.  

Las danzas a Isis, a Minerva, los cultos a Artemis, mueven las caderas liberando hormonas que producen felicidad y bienestar general. La luna se mueve. La mujer aprende a escucharla, reconciliándose consigo misma, impulsando su creatividad en otras esferas de su mundo cotidiano curándose tanto en lo interno como en lo externo. Bien dicen dentro de los salones de duela, que son danzas de fertilidad, de una educación sexual espiritual. Esto es aunado a conocer los símbolos y las lecturas que narran la historia, la filosofía, desarrollando así otros niveles de comprensión, conocimiento y carácter.

Retomando a Alfonso Reyes, en su búsqueda por explicarse el dolor de la decena trágica, por reivindicar a una sociedad, estudió a los griegos y al Antiguo Egipto. Todos sus ensayos se encuentran publicados por el Fondo de Cultura Económica donde podemos acceder a su mundo de perspectivas. Al igual que en Sor Juana que para explicarse a ella misma, para vivir, escribió su universo sólido simbólico del mundo antiguo, a través de Neptuno Alegórico y El Sueño.  

Virginia Woolf, también nos aconseja en Una habitación Propia, que debemos educarnos, ser más espirituales para comprender al otro sexo en lugar de retarle. Respetarnos y respetar a través del buen uso de la palabra. Pues <<la poesía necesita de una madre, igual que de un padre>> escribe.

Todos en algún sentido somos culpables de la cultura patriarcal que nos extermina. Y así como hemos terminado siendo hijos de Pedro Páramo, por olvidar nuestras raíces del conocimiento, podemos recuperarlo valientemente.

Siempre me pregunté porqué la luna dormida dentro de la casita de cristal provocaba en mí pesadillas. Menos entender los millones de adoradores que caminan por días miles de kilómetros por ver una imagen que está encerrada, inmovilizada trescientos sesenta y cuatro días del año. Y por cientos de años ha sido la educadora de Comala.

Ahora sé que es por el olvido de una madre sabia, que nos desconectó de las ciencias, las artes y la naturaleza. Una mujer enteramente libre que podemos recuperar siguiendo el ejemplo de Sor Juana Inés de la Cruz, sacando a la luz las memorias de las grandes reinas, manteniendo presente esta época gris para evitar repetirla y a su vez, usarla como impulso de crearnos un hogar ordenado, limpio, armónico. Volver a rezar: <<Sede de la Sabiduría, Ruega Por Nosotros>>.

 

Bibliografía

Eurípides. (1975). Ifigenia en Tauris. México: Fondo de Cultura Económica.

Graves, R. (1948). La Diosa Blanca, vol. I Gramática Histórica del Mito Poético. Madrid: Alianza Editorial.

Historia National Geographic. (2013). El Imperio Egipcio. España: EDITEC.

Rulfo, J. ( 2001). Pedro Páramo (7º ed.). Barcelona: Editorial Anagrama.

Wertheimer, O. V. (1972). Cleopatra (7º ed.). Barcelona, España: EDITORIAL JUVENTUD.

Woolf, V. (2000). Un cuarto propio, Traducción de Jorge Luis Borges (5º ed.). México: Colofón.