Laberinto de universos paralelos

Para analizar el cuento El jardín de senderos que se bifurcan, de Jorge Luis Borges, se han escogido tres escuelas y tendencias críticas, las cuales son: la estética de la recepción, la deconstrucción y el psicoanálisis. Estas teorías tienen bases filosóficas y la hermenéutica literaria, lo cual permite aproximarse al cuento corto, que es una obra de la literatura universal y un ejemplo de la exploración filosófica del tiempo, planteando múltiples realidades.
Uno de los precursores de la teoría de la recepción, es Hans Georg Gadamer, quien muestra al lector como un ser poseedor de un bagaje cultural que transfiere al texto, y de acuerdo a ello, interpreta. Esta postura se ramifica en dos vertientes, que son el modelo histórico de Jauss y el método de Iser.
La vertiente de Wolfgang Iser, escribe sobre una ausencia entre la realidad y los fenómenos en los textos literarios. De esa manera quien construye el sentido, es el lector. De aquí se toman los siguientes conceptos: Lector implícito, que es el lector capaz de Interpretar el texto; el Repertorio, que son las referencias del texto; el Punto de vista errante, por la multiplicidad de lecturas posibles; los blanks, por los vacíos en el texto literario y la síntesis pasiva, que refiere a la construcción de imágenes por el lector y que al mismo tiempo nunca puede ser definitivo, porque también está sujeto a la relatividad. Lo que enlaza con el concepto de Umberto Eco, sobre la cooperación interpretativa, en la que el lector está implicado en la interpretación del texto, y la interacción es marcada por la infinitud y la apertura. Esto enlaza y coincide con la teoría de la deconstrucción, la cual tiene como bases la filosofía de Nietzsche, Heidegger y el psicoanálisis de Freud. Escuela que ofrece su concepto: <<la noción de transferencia>>.
Para analizar la intención o los posibles objetivos del autor y la obra, se encuentra el psicoanálisis de Freud, el cual trabaja con tres instancias: el yo, el ello y el superyó. En ellos entra en juego la represión de la cultura a la satisfacción erótica. La forma en la que se canaliza esta energía es por medio de la sublimación, donde las pulsiones del ello se conectan con los ideales del superyó, que, a su vez, se retrae sobre el yo, para la creación.
Según Freud, la ficción sirve para revivir aspectos que son imposibles en la vida cotidiana. Es la Phantasie freudiana, el discurso interior animado por la libido. Para el psicoanalista, el poeta es el mediador entre la oscuridad de lo inconsciente y la claridad de la razón, capaz de revelar realidades profundas de la humanidad.
El cuento El jardín de senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges, fue publicado en 1941 como parte de la colección Ficciones. Este relato combina elementos de la narrativa detectivesca con reflexiones filosóficas y la física cuántica, las cuales involucran distintas perspectivas del ser y la existencia, convirtiéndose en un texto fundamental para lo que será la literatura posmoderna.
Es por esa reflexión que involucra la esencia y posibilidades del ser, que su relato puede comenzar a analizarse con la Phantasie freudiana. Puede plantearse la hipótesis de que la aparente aceptación y tranquilidad del autor argentino con su forma de vida y quizá partes de su contexto sociohistórico, ha relegado la inconformidad hacia el inconsciente, el cual retornó al superyó tomando forma de los intereses intelectuales de Borges, sobre la física cuántica y la filosofía. Su yo, formó la idea de El jardín de senderos que se bifurcan. Una metáfora del tiempo que alude a una estructura de múltiples universos coexistentes, lo que desafía a las concepciones tradicionales de la existencia lineal.
La estructura del cuento invita al lector, al igual que al protagonista, de navegar entre pistas aparentemente sin relación para descubrir su sentido. Aquí se pueden desglosar los conceptos de la teoría de la recepción, para dar un acercamiento de comprensión.
En primer lugar, el lector implícito, es el invitado a descubrir el misterio del cuento, acompañando al protagonista. Segundo, el repertorio comienza en gran escala por las reflexiones filosóficas y la física cuántica sobre la coexistencia de universos paralelos. Tercero, los blanks, que pueden involucrar la cuestión del dilema moral sobre las decisiones del protagonista y una posible reflexión sobre la conducta humana, que dependerá de la construcción por parte del lector, lo que conecta directamente con la síntesis pasiva.
En el cuento, el personaje Ts’ui Pên, al escribir su novela infinita, que incluye un misterioso laberinto, crea un espacio en el que coexisten el lector y el autor como partes de un juego literario. Este enfoque resalta y ejemplifica al mismo tiempo, mediante el momento de la lectura, la capacidad de la literatura para crear y vivir universos paralelos. Esta técnica narrativa de Borges, con el tema de la bifurcación, refuerza la idea de que toda lectura es una forma de explorar y crear; actos siempre abiertos e infinitos, como apunta Umberto Eco con su concepto de la cooperación interpretativa entre autor y lector.
En medio de este acto de lectura del cuento, se plantea un conflicto moral entre lo individual y lo universal. El personaje principal Yu Tsun, es un espía que lucha entre el deber y el dilema moral, resaltando la tensión entre el presunto libre albedrío y las circunstancias externas. Esta dualidad es afín con el concepto de la noción de transferencia, de la teoría de la deconstrucción, porque el lector va a trasladar al texto su mundo psíquico y contexto sociohistórico, para elaborar una reflexión sobre la condición humana: el alcance de las decisiones individuales, que tienen efectos y se bifurcan en un sistema mayor, como la teoría del efecto mariposa del matemático Edward Lorenz.
El cuento El jardín de senderos que se bifurcan, trasciende por su estructura compleja, en la que convive la filosofía y la física cuántica. Una obra de alto nivel intelectual que convive al mismo tiempo con una trama detectivesca. El misterio atrapa al lector y en medio de ese laberinto de pistas, lo invita a despojarse de las concepciones tradicionales del tiempo y el destino unívoco, y replantearse tanto las cuestiones sobre la realidad y sus posibilidades, como de la narrativa. Es un texto que se descifra, que está abierto a una infinidad de interpretaciones sobre puntos importantes en los seres humanos, tal como las posibilidades de vivir y los desdoblamientos existenciales, por lo que no solo el cuento, sino la obra completa de Borges es objeto de estudio y referente clásico de la literatura.
Anexo citas del cuento El jardín de senderos que se bifurcan:
Bajo árboles ingleses medité en ese laberinto perdido: lo imaginé inviolado y perfecto en la cumbre secreta de una montaña, lo imaginé borrado por arrozales o debajo del agua, lo imaginé infinito, no ya de quioscos ochavados y de sendas que vuelven, sino de ríos y provincias y reinos... Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros. (Borges, 2014, p. 150)
El húmedo sendero zigzagueaba como los de mi infancia. Llegamos a una biblioteca de libros orientales y occidentales. (Borges, 2014, p. 151)
—Asombroso destino el de Ts’ui Pên —dijo Stephen Albert—. Gobernador de su provincia natal, docto en astronomía, en astrología y en la interpretación infatigable de los libros canónicos, ajedrecista, famoso poeta y calígrafo: todo lo abandonó para componer un libro y un laberinto. Renunció a los placeres de la opresión, de la justicia, del numeroso lecho, de los banquetes y aun de la erudición y se enclaustró durante trece años en el Pabellón de la Límpida Soledad. (Borges, 2014, p. 152)
La explicación es obvia: El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma. (Borges, 2014, pp. 155-156).
Bibliografía
Borges, J. L. (2014). El jardín de senderos que se bifurcan. En Jorge Luis Borges, Cuentos completos (págs. 146-157). México: Penguin Random House.