Las expediciones por el Amazonas en el siglo XVI, por Francisco de Orellana

Las expediciones por el Amazonas en el siglo XVI, por Francisco de Orellana
Mapa de Sudamérica publicado por Theodor de Bry hacia 1599. En su parte inferior aparece el río amazonas junto con una de las mujeres guerreras que encontró la expedición de Orellana.

Desde el siglo XVI, el río Amazonas fue percibido por los europeos no solo como un espacio geográfico por conquistar, sino como un territorio mitológico, abundante, misterioso y casi sobrenatural. Las expediciones fueron motivadas por: La búsqueda de El Dorado: un reino fabuloso lleno de oro. El País de la Canela: promesa de riqueza especiera y el imaginario de las amazonas guerreras, inspiradas en relatos grecolatinos.

Este territorio inmenso y desconocido se convirtió en una obsesión imperial para españoles y portugueses, quienes vieron en el Amazonas una frontera natural, una ruta interior estratégica y una fuente inagotable de recursos (humanos, minerales, vegetales). Francisco de Orellana (1541-1542), fue el primer europeo en recorrer completamente el Amazonas. Inició su travesía junto a Gonzalo Pizarro desde Quito en busca del País de la Canela. Ante la hambruna, Orellana decidió continuar por el río con unos 50 hombres. Durante el descenso, enfrentó varios ataques indígenas, enfermedades, y hambre. Según su crónica, fueron atacados por mujeres guerreras, lo que inspiró el nombre del río: Amazonas. Este viaje fue tanto una epopeya como una tragedia: sobrevivieron pocos y el relato se llenó de imágenes míticas y exageradas, lo que reforzó la visión europea del Amazonas como un "otro mundo".

Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre (1560-1561), partieron desde Perú con el mismo objetivo: hallar El Dorado. Aguirre lideró un motín, asesinó a Ursúa y se autoproclamó jefe de los rebeldes (los "Marañones"). Cruzó parte del Amazonas en una marcha destructiva, dejando un rastro de muerte y locura. Finalmente fue traicionado y asesinado en Barquisimeto, Venezuela. Lope de Aguirre encarna el arquetipo del conquistador enloquecido, símbolo de la ambición colonial desbordada y del fracaso moral de la conquista.

Durante el siglo XVII, las expediciones dieron paso a formas más sistemáticas de ocupación, centradas en: Misiones religiosas con Jesuitas, franciscanos y mercedarios, quienes establecieron reducciones en el Alto Amazonas (Perú, Brasil, Bolivia). Las misiones funcionaban como centros de conversión, control y defensa indígena, aunque también imponían nuevas formas culturales. En muchos casos, los misioneros aprendieron lenguas indígenas, produjeron gramáticas, y defendieron a las comunidades de los encomenderos y esclavistas.

Sin embargo, la presión de los bandeirantes portugueses (buscadores de esclavos desde São Paulo) provocó guerras con las misiones españolas. Portugal expandía su frontera amazónica, violando el Tratado de Tordesillas. En este contexto, el Amazonas dejó de ser solo un mito: se convirtió en un espacio de frontera política, religiosa y económica, con fuertes tensiones interculturales.

Por otra parte, hubo exploraciones científicas influenciadas por la Ilustración. Varias expediciones se centraron en el estudio de la flora, fauna, etnografía y cartografía: Recolección de plantas medicinales y maderas. Observación astronómica y geodésica. Registro de lenguas y costumbres indígenas. Estas misiones prefiguraron el trabajo de Alexander von Humboldt, quien recorrería la región a inicios del siglo XIX.

En este contexto, el Tratado de Madrid (1750) firmado entre España y Portugal, reconoció la ocupación de hecho del Amazonas por los portugueses. Introdujo el principio del uti possidetis (quien posee, retiene), en lugar del meridiano de Tordesillas. Permitió la consolidación del dominio portugués sobre gran parte del Amazonas, sentando las bases del actual territorio brasileño. El Amazonas pasó de ser una selva "salvaje" y mítica a una región estratégica para la ciencia, el comercio y la geopolítica. Sin embargo, el mito nunca desapareció: El Dorado, las amazonas y la riqueza inagotable continuaron inspirando literatura y exploración.

Existen fuentes escritas. Crónicas de Orellana, Carvajal, Aguirre y los misioneros jesuitas permiten ver una visión barroca, épica y ambigua del territorio. Estos textos son fundamentales para entender cómo se construyó la idea del Amazonas en la cultura occidental. Las consecuencias para los pueblos indígenas fueron una drástica reducción poblacional por enfermedades, guerras y esclavitud. Fragmentación cultural por la imposición del cristianismo y el desarraigo. Sin embargo, hubo formas de resistencia, migraciones hacia zonas remotas y sincretismo cultural.

Las expediciones por el Amazonas entre los siglos XVI al XVIII revelan un proceso de descubrimiento, colonización, conflicto y fascinación. El río fue tanto una vía de conquista imperial como un escenario simbólico, cargado de mitos que moldearon la forma en que Europa imaginó América. Lejos de ser una tierra vacía, el Amazonas era un espacio vivo, habitado, dinámico, cuyas complejidades aún se siguen descubriendo. Las expediciones no solo transformaron el territorio, sino también las culturas que lo atravesaron.